viernes, 9 de mayo de 2008

Mente superior (Ramón), domina a mente inferior (Simeone)

En mi posteo anterior dije que era de River. Imaginen entonces cómo me siento el día después. O la semana después, Superclásico y choques con San Lorenzo mediante. Pero el 2 a 2 con el Ciclón, me dejó el paladar en terapia intensiva.Es que el del equipo de Simeone no fue un problema meramente futbolístico (aunque no juega a nada). Fue, sobre todo, una cuestión de actitud. Fue el choque clarito entre una mentalidad ganadora, contra una nerviosa, confundida y anárquica. Apenas por eso, San Lorenzo está hoy en los cuartos de final de la Copa Libertadores y River, no.Es que en lo futbolístico, los dos equipos son similares. Tienen un esquema parecido e individualidades en niveles parejos. Dos buenos arqueros, con personalidad. Defensas firmes, a veces, y regaladas, en otras oportunidades. Un mediocampo de mucha entrega, vértigo, sin pausa ni orden, y dos atacantes de área, peligrosos en el salto. 4-4-2 clásico, sin ninguna ciencia.¿Cuál fue la diferencia? La cabeza. Y en un equipo, la cabeza tiene más que ver con el que está afuera, que con los de adentro. Y ahí aparecen los técnicos y su importancia. Ramón Díaz nunca perdió la fe. Pese a sus muecas de fastidio, nunca le transmitió preocupación ni impaciencia a sus jugadores. Los arengó a seguir adelante, a buscar, a dejar todo. Viéndolo a él, parecía que la hazaña era posible. Porque con 2 a 0 abajo, en el Monumental, por la Copa y con dos jugadores menos, lo que pasó anoche fue una verdadera proeza de los jugadores del “Ciclón”.Por el otro lado, un Diego Simeone que ya venía mal de la semana, después de perder el Superclásico. Estaba de malhumor. Escondió cartas que después ni él encontró porque no se vio nada distinto en un River que fue tan timorato y falto de recursos como contra Boca. También, como Ramón, arengó a su plantel, pero con nervios, con desesperación. Y eso se nota en la cancha. Confusión, desorden, sin brújula, sin nadie que tome la batuta y dirija la orquesta. Porque batuta no es lo mismo que lanza. El “Cholo” los llevó a tomar la lanza, a ir al frente como sea, a matar o morir. Y River murió. Nunca un equipo como el “Millonario”, de su capacidad y con individualidades suficientes, puede dejarse empatar como ayer en el que era el partido del año, hasta este momento.Sí, fue sólo una cuestión de actitud. Mente superior (Ramón), dominó a mente inferior (Simeone). Ahora, San Lorenzo sí puede soñar. Si superó todos los obstáculos que tuvo contra River, puede quedarse tranquilo que hay personalidad suficiente como para llegar bien lejos.

1 comentario:

Juan Tune dijo...

Hola. Para mí, patético lo de River el jueves en Copa. Pasó un bochorno, una vergüenza, y quedó sin copa, comiendo el cuento del fútbol "comprometido", de garra, huevos, y etc. River me gusta, pero hace tiempo ya no gusta, o entretiene, ni River mismo disfruta.